El tigre (Panthera tigris), uno de los animales más emblemáticos del mundo, está en peligro de extinción debido a la caza furtiva y a la destrucción de su hábitat. Para evitar que desaparezca, los 13 países en los que aún vive por fin están tomando medidas para protegerlo y doblar su población para el año 2022. Los esfuerzos de lo gobiernos y de organizaciones conservacionistas como WWF ya están dando su fruto, según refleja el censo de tigres de 2014 de India que ha sido presentado esta semana. La población estimada de este felino en el gigante asiático, el país que alberga más de la mitad de los tigres que quedan en el mundo, ascendió en 2014 a 2.226 ejemplares, frente a los 1.706 que había en 2010 y los 1.411 contabilizados en el censo de 2006.
Pero los planes de conservación puestos en marcha en India están cobrándose otras víctimas. Según denuncia la organización Survival International, el Gobierno está forzando a grupos indígenas a abandonar las reservas de tigres en las que han vivido durante generaciones.
Así, aseguran que las tribus baiga y gond están siendo expulsadas de la reserva de tigres de Kanha, famosa porque sus bosques fueron el escenario en el que el escritor Rudyard Kipling ambientó los relatos de 'El libro de la selva'.
"Las autoridades esgrimen que las comunidades que habitan esta zona, designada núcleo de la protección de tigres, han de irse porque ha de ser "inviolable". Según su interpretación, deben marcharse porque consideran la coexistencia imposible, algo que deben de probar, pero que no han hecho", explica a EL MUNDO una portavoz de Survival. "Paradójicamente los turistas no se ven afectados por esta prohibición", añade. Y es que consideran una contradicción que permitan transitar por estas reservas "ruidosos vehículos" con turistas que molestan a los tigres, mientras son expulsados pueblos que durante generaciones han gestionado y han ayudado a conservar el hábitat de este felino.
Survival sostiene que estas expulsiones "se están llevando a cabo de forma irregular y son ilegales porque no se están cumpliendo las condiciones que imponen la Ley de Protección de Zonas Salvajes y la Ley de Derechos Forestales de la India, y tampoco el derecho internacional".
Asimismo, afirma que el Departamento de Bosques de la India ha coaccionado durante años a los indígenas que no desean abandonar sus tierras, "amenazándoles con liberar elefantes que aplastarían sus hogares y cultivos si no se marchaban inmediatamente".
Por otro lado, familias expulsadas han denunciado que no les han dado las compensaciones que les han prometido. Otras no habrían recibido nada.
La organización subraya que no se trata de un episodio aislado, pues ya en diciembre de 2013 32 familias khadias que vivían en la reserva de tigres de Similipal, en el estado de Odisha, fueron trasladadas. Denuncian que ahora viven en condiciones "miserables", bajo lonas de plástico, y que no han recibido la compensación económica ofrecida por el Gobierno. "Lo que está sucediendo en India con la expulsión de los pueblos indígenas baiga y gond se puede integrar como parte de las devastadoras consecuencias que el modelo conservacionista vigente viene ocasionando a los pueblos indígenas y tribales en diversas zonas del planeta", añade la portavoz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario