viernes, 24 de abril de 2015

Vacunas: La prevención más eficaz de todos los tiempos



A principios de los 60 del pasado siglo, la poliomielitis era un problema de salud importante en España. Esta enfermedad afecta al sistema nervioso y daña las neuronas implicadas en el movimiento al menos en el 1% de los casos. En los tres primeros años de esa década se llegaron a registrar 1.770 casos anuales, en ocasiones con aparición de parálisis.
Tras un primer intento de vacunación parenteral, que tuvo escaso éxito, la introducción de la vacuna antipoliomielítica oral produjo un cambio radical y el número de casos cayó en picado. Hoy muchos padres jóvenes puede que ni sospechen la amenaza que supuso esa enfermedad infecciosa. Pero quienes contamos con algo más de «memoria histórica» recordamos las secuelas que dejó en alguno de nuestros compañeros de juegos.
Paradójicamente, «uno de los grandes ‘problemas’ de las vacunas es precisamente su éxito, que ha hecho posible que no convivamos hoy con enfermedades frecuentes hace dos o tres décadas», resalta eldoctorAmós García, jefe de sección de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública de Canarias y presidente de la Asociación Española de Vacunología. Y ese olvido puede llevar a padres jóvenes a no dar importancia a estos reforzadores del sistema inmune, coincide Marisa Navarro, pediatra y médico adjunto de la Sección de Enfermedades Infecciosas del Hospital Gregorio Marañón: «A veces se decide no vacunar porque se ha perdido la sensación de enfermedad cuando deja de verse. Y padres, o incluso pediatras más jóvenes, que carecen de esa memoria, pueden llegar a pensar que la vacuna ya no hace falta».
Vacunas: La prevención más eficaz de todos los tiemposEl doctor García insiste: «A mí me gusta recordar que contra las enfermedades transmisibles nunca, nunca, nunca -repite para enfatizar- se puede bajar la guardia. Tenemos que seguir vacunándonos aunque ya no las vemos en nuestro medio, para evitar el riesgo de que vuelvan». Obviar ese consejo puede tener consecuencias graves, advierte la doctora Navarro: «Si dejamos de inmunizarnos frente a las enfermedades inmunoprevenibles, empiezan a aparecer brotes». El sarampión es un ejemplo claro. Y no es inofensivo. Se cobró la última víctima mortal en España, una mujer de 40 años, en 2011durante un brote epidémico en Sevilla. Sin embargo, el brote más comentado fue el de Granada, en 2010, por la polémica que suscitó un grupo de padres del barrio del Albaicín que se negaba a seguir el calendario de vacunación con sus hijos.
La actitud de esos padres afortunadamente no es la norma. «Numéricamente no suponen un porcentaje alto de la población pero sanitariamente cada niño, y cada adulto, sin vacunar significa una oportunidad perdida para evitar muertes y secuelas», indica María Rosa Albañil Ballesteros, coordinadora del Grupo de Patología Infecciosa de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria.
«España es un país con altas coberturas vacunales infantiles, superiores al 95% en primovacunación, lo que demuestra que la población es, en general, mayoritariamente favorable a las vacunas. No solo las aceptan sino que se interesan activamente incluso por las no incluidas en calendario y por tanto no subvencionadas», añade la doctora Albañil. Gracias a ello, esos brotes no han logrado extenderse mucho, indica el doctor García.
Aun así, insisten los tres expertos, no conviene confiarse, en especial en un mundo globalizado como el actual, en el que son frecuentes losmovimientos de personas que vienen de países con escasa cobertura de vacunación, y no necesariamente de los menos desarrollados sino de nuestro propio entorno europeo, resalta el doctor García. Ese trasiego de personas permite también que los patógenos traspasen fronteras con rapidez. Hasta el punto de que muchos expertos advierten de la posibilidad de un rebrote del sarampión en Europa.
Como muestra, el brote de Berlín, en febrero pasado, debido a unas coberturas de vacunación bajas, al parecer una práctica habitual en Alemania. El balance de nuevo se saldó con una muerte. La de un niño de año y medio sin vacunar. Y es que en ocasiones este virus se «acantona en el sistema nervioso. Es muy poco frecuente pero se puede reactivar y producir una encefalitis muy difícil de tratar», explica la doctora Navarro.
Afortunadamente «cada vez hay más vacunas para administrar», pero los apretados presupuestos sanitarios tienen dificultades para incorporarlas, señala la doctora Navarro. Sin embargo, no cabe ninguna duda de su beneficio a largo plazo, recuerda la doctora Albañil: «Enfermedades con alta mortalidad como la viruela, han sido erradicadas gracias a la vacuna. Y la transmisión de madres a hijos de la hepatitis B ha disminuido espectacularmente por este medio». Datos que no conviene olvidar, y que la Organización Mundial de la Salud recuerda a finales de abril, en la «Semana Mundial de la Inmunización», para fomentar el uso de las vacunas capaces proteger a las personas de cualquier edad.

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