Hace más de una década, en los primeros pasos del siglo XXI, ungrupo de investigadores de las universidades de Yale y Rockefeller de Nueva York andaba ya planteándose si sería posible recrear una proteína de dinosaurio a partir de las copias genéticas que producen esa proteína en las especies actuales. La idea era utilizar una suerte de máquina del tiempo molecular que fuese capaz de dar marcha atrás al avance de la evolución hasta el momento en el que vivió el ancestro común más cercano entre los dinosaurios y los seres vivos actuales. Y la proteína escogida era un pigmento visual clave para la visión en colores. La cuestión no era baladí. Si lo lograban podían abrir la puerta a nuevas interpretaciones sobre la biología y la forma de vida de los gigantescos animales que dominaron la Tierra durante millones de años.
Los investigadores, a las órdenes de Thomas Sakmar, de laRockefeller University, tomaron la secuencia genética responsable de la producción de ese pigmento en 30 especies de vertebrados actuales, desde lampreas y anguilas hasta cocodrilos, lagartos o mamíferos como el ser humano. Y pusieron a funcionar toda la maquinaria genética y estadística a su alcance para reconstruir cómo era ese pigmento visual en el ancestro de los arcosaurios que dio lugar a los cocodrilos y aves actuales. Y, en 2002, lo consiguieron. Lograron fabricar el gen artificial de ese dinosaurio y confirmar así que estos animales veían en color. El trabajo dio lugar a multitud de trabajos reinterpretando su biología reproductiva e incluso las representaciones artísticas que se hacían de estos animales. Los plumajes coloridos ya pudieron estar favorecidos adaptativamente hace más de 100 millones de años, en la era de los dinosaurios.
El proyecto ha secuenciado y analizado 48 genomas de aves que representan, con al menos una especie, todos los grupos de aves que existen en la actualidad. Y 45 de ellos se presentan por primera vez en este estudio publicado en la revista 'Science' junto con otros siete estudios más en la misma revista y 21 en otras de menor impacto.
Las secuencias completas de ADN de todas las aves modernas ayudan a contar la historia de cómo consiguieron, junto con algunos reptiles, burlar la extinción masiva que acabó con los dinosaurios hace 66 millones de años. Y también sobre cómo evolucionaron y se diversificaron rápidamente en un 'Big Bang' biológico tras la gran extinción.
"Los pájaros son dinosaurios", dijo Ed Braun, de la Universidad de Florida y autor principal de la secuenciación de tres especies de cocodrilos. "Son el único linaje de los dinosaurios que logró esquivar la extinción en masa al final de la llamada edad de los Dinosaurios. Sus parientes vivos más cercanos son de hecho los cocodrilos, unos organismos muy diferentes que hunden sus raíces bastante profundo en el árbol de la vida".
El análisis comparativo entre todas las especies de aves y los cocodrilos pone de manifiesto distintos aspectos como las bases genéticas de la capacidad de vuelo. "No se puede hablar de los genes del vuelo, sino de genes que facilitan el vuelo, que aumentan la masa muscular o que aligeran los huesos", Toni Gabaldón, participante en el proyecto, jefe del grupo de Genómica Comparativa del Centro de Regulación Genética (CRG) de Barcelona y profesor de investigación ICREA.
Pero han dado un paso más hacia el conocimiento del genoma de los dinosaurios. "Hemos reconstruido qué genes tenían y qué orden genómico tendría, sin entrar en la secuencia", Gabaldón. Pero ahora se va a poder hacer lo mismo que lo que hicieron hace más de 10 años con el pigmento visual, pero con muchas más familias de genes. "Se abre la puerta a ahcer este tipo de estudios sobre aspectos clave de la biología de los dinosaurios, como la termorregulación, si regulaban su temperatura corporal gracias al calor del sol, como los lagartos, o si termorregulaban como los mamíferos, como el ser humano", sentencia Gabaldón.
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