Una nave espacial japonesa ha despegado este miércoles con destino a un asteroide llamado 1999 JU3. Allí tomará muestras de su superficie, que enviará de vuelta a la Tierra guardadas en una cápsula. Si todo marcha según lo previsto, llegarán en diciembre de 2020.
El lanzamiento, previsto inicialmente para el 30 de noviembre, ha sido pospuesto en dos ocasiones por razones meteorológicas. El despegue se ha producido a las 13.22 (hora japonesa, las 5.22, hora peninsular española) desde el Centro Espacial de Tanegashima según ha informado la Agencia de Exploración Espacial de Japón (JAXA).
Hayabusa2 toma así el relevo de su sonda hermana, Hayabusa, que en 2003 partió también rumbo a un asteroide (llamado Itokawa), que estudió en profundidad y del que se trajo siete años después, una pequeña muestra de polvo que fue analizada con expectación por los científicos.
No era para menos, pues fue la primera vez que se lograba traer material de un objeto celeste más lejano que la Luna. La cápsula, que contenía 1.500 granos de polvo, aterrizó en el desierto de Australia en 2010.
Las dos sondas Hayabusa (que significa halcón peregrino) han sido concebidas para estudiar asteroides, pero se trata de dos tipos distintos. Mientras que la primera nave permitió investigar un pequeño asteroide (Itokawa), de solo 500 metros y clasificado como un asteroide de tipo S, el objetivo de Hayabusa 2 (1999 JU3) es más grande (mide unos 920 metros), parece que tiene forma esférica y es un asteroide de clase C. Los científicos creen que los asteroides de tipo C contienen más materiales orgánicos y agua que los de tipo S.El plan es que la nave llegue a su destino a mediados de 2018. Primero, Hayabusa 2 realizará observaciones del asteroide con las cámaras y los instrumentos que lleva a bordo. Posteriormente, se aproximará más para liberar dos pequeños vehículos robóticos. Uno de ellos se llama MINERVA 2. El otro es un pequeño aterrizador, denominado MASCOT que ha sido desarrollado en colaboración con los centros espaciales de Alemania (DLR) y Francia (CNES).
Otra de las fases de esta misión consistirá en provocar un impacto en el asteroide para crear un cráter artificial que servirá para estudiar la composición del material subterráneo de uno de estos objetos celestes. Se hará con un impactador de dos kilos de peso.
Cuando Hayabusa 2 acabe su trabajo (hacia diciembre de 2019) emprenderá el viaje de regreso. Su llegada, si todo va según lo previsto, se espera para diciembre de 2020. Traerá, con suerte, más polvo de asteroide, todo un tesoro para la ciencia.
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