Curiosity, el vehículo robótico de la NASA que aterrizó en Marte en agosto de 2012, sigue explorando el Planeta Rojo. El rover es un auténtico laboratorio sobre ruedas y las series de mediciones que está recopilando durante muchos meses está ayudando a los científicos a componer las piezas del puzle de su pasado geológico.
La revista Science recoge este martes un estudio centrado, de nuevo, en el metano que alberga Marte, uno de los aspectos que más intriga a los científicos y que más controversia genera por la disparidad de resultados que se han obtenido en distintas misiones al realizar mediciones en diferentes lugares.
Para sorpresa de los investigadores, que creían que la atmósfera marciana contenía cantidades significativas de este gas, Curiosityapenas detectó trazas de él en septiembre del año pasado. El nuevo trabajo, basado en las mediciones que ha realizado durante 20 meses en el cráter Gale, sigue mostrando niveles de metano más bajos de los que los modelos preveían, pero ahora han detectado anomalías frecuentes en esos registros, picos que sugieren que hay una fuente cercana, y de momento desconocida, que periódicamente produce este gas.
"Los niveles detectados de metano son inferiores a los previstos. Sin embargo, se confirma su existencia y, no sólo eso, sino que existe una fuente periódica de emisión", explica Jesús Martínez-Frías, investigador del Instituto de Geociencias (IGEO, un centro mixto del CSIC y la UCM) y miembro del equipo del Mars Science Laboratory (MSL) de Curiosity. "En mi opinión, este hallazgo es importante desde el punto de vista geológico, pues sugiere que podría existir una cierta actividad dinámica de emisión, abriendo nuevas cuestiones que habrá que abordar sobre sus fuentes, mecanismos y temporalidad", añade Martínez-Frías.
En el mismo número de la revista Science se publica otro estudio realizado con los resultados del análisis químico que Curiosity hizo de unas muestras de roca tomadas de una formación marciana denominada Yellowknife Bay, y que tienen una antigüedad estimada de 3.000 millones de años.
En concreto, analizaron la razón deuterio-hidrógeno, un valor que se utiliza para comparar la composición del agua que hay en distintos cuerpos del Sistema Solar (en cometas, asteroides y otros planetas) con la de los océanos terrestres. El resultado obtenido indicó que la razón deuterio-hidrógeno de estas rocas antiguas era la mitad de la que hay en la atmósfera marciana, pero significativamente más alta de lo que se esperaba para ese periodo de la historia geológica, que abarca desde hace 3.700 a 3.000 millones de años. Los científicos creen que durante esa época Marte era mucho más cálido y húmedo que en la actualidad.
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