Han pasado más de 12 años desde que Repsol dio los primeros pasos burocráticos para investigar si el subsuelo marino frente a las islas de Lanzarote y Fuerteventura alberga o no hidrocarburos atrapados entre sus rocas a miles de metros de profundidad. El proceso administrativo no ha estado exento de problemas de todo tipo, como una sentencia contraria del Tribunal Supremo por un defecto de forma o una paralización de siete años entre 2004 y 2011, los años de Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero
Pero, tras un viaje de varias semanas desde Angola, donde realizó su última prospección, el barco Rowan Renaissance, que realizará las perforaciones en busca de petróleo y gas para la petrolera española, llegó ayer a ese punto de la discordia situado a 51 kilómetros de las costas majoreras, un lugar que la compañía ha bautizado con el nombre de Sandía. Pero no será el único pozo que se perforará en aguas canarias. El pasado 29 de mayo de 2014 el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente aprobó la Declaración de Impacto Ambiental no sólo del proyecto Sandía, sino de otros ocho más en ubicaciones colindantes y denominados también con nombres de frutas y hortalizas.
Sin embargo, las operaciones no se harán sin la oposición de los grupos ecologistas. El barco que Repsol utilizará para realizar las perforaciones -que no es de su propiedad y cuyo alquiler cuesta alrededor de 800.000 euros cada día- fue recibido ayer por el rompehielos de Greenpeace Artic Sunrise, la misma embarcación que fue retenida por Rusia durante 10 meses en Siberia, y 30 miembros de su tripulación encarcelados durante 71 días, precisamente por hacer una protesta frente a la primera plataforma petrolífera instalada en el Ártico, propiedad de Gazprom.
El proyecto ha enfrentado a los Gobiernos canario y nacional en una batalla dialéctica y política en ocasiones desquiciada y que en muchos casos ha estado desprovista de argumentos basados en criterios técnicos o científicos. Pero el debate es real. A cada argumento bien fundamentado le corresponde una réplica bien construida si se acude a las fuentes técnicas
España consume cada día 1,4 millones de barriles de petróleo y sólo produce 8.000 barriles diarios en la plataforma Casablanca, situada en la costa de Tarragona. Si las estimaciones de Repsol son correctas y los sondeos revelan la existencia de crudo comercial, el proyecto de Canarias podría aportar el 10% del consumo diario de petróleo en toda España, es decir, unos 140.000 barriles diarios.
Más información: http://www.elmundo.es/ciencia.html?cid=MENUHOM24801
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