El robot Philae, antes de sufrir su apagón al quedarse sin energía, detectó moléculas orgánicas de carbono, los ladrillos fundamentales para la vida en la Tierra, en el cometa 67P/Churyumov-Guerasimenko, según han confirmado científicos del Centro Aeroespacial Alemán (DLR).
El hallazgo tuvo lugar gracias a los experimentos iniciados antes de que el robot entrase en un estado de 'stand-by' tras no poder recargar sus baterías solares. Así, el instrumento COSAC logró entregar estas muestras para el análisis.
También la herramienta MUPUS estuvo trabajando para medir la densidad y las propiedades térmicas y mecánicas de la superficie del cometa, mostrando que no es tan blanda como se creía, sino que hay una capa de material «duro como el hielo».
Descubrir si los compuestos a base de carbono -y, a través de ellos, la vida- fueron traídos a la Tierra primitiva por los cometas, era uno de los objetivos principales de la misión. Este hallazgo apoya la Teoría de la Panspermia, defendida por el sueco Svante Arrhenius y por el codescubridor del ADN, Francis Crick, según la cual las moléculas viajan por el espacio a bordo de cometas y polvo estelar, pudiendo «sembrar» vida si encuentran las condiciones adecuadas, impulsadas por la radiación de las estrellas.
El interés de la misión Rosetta en el cometa recae en que estos cuerpos celestes se consideran reliquias de la formación de nuestro Sistema Solar, hace 4.500 millones de años, y han conservado antiguas moléculas como si se tratase de una cápsula del tiempo. Sin embargo, los científicos alemanes han reconocido no estar seguros todavía de si hay compuestos complejos que forman proteínas entre los hallazgos de Philae.
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