domingo, 9 de noviembre de 2014

Objetivo: Aterrizar en un cometa

A casi 500 millones de kilómetros de la Tierra hay una nave espacial a punto de hacer historia. El próximo 12 de noviembre la sonda Rosettaintentará llevar a cabo una misión que, si logra completar con éxito, representará un hito en la carrera espacial. Algunos científicos incluso comparan su trascendencia con la de la llegada del hombre a la Luna.
Tras 10 años viajando por el espacio, el pasado 6 de agosto esta nave de la Agencia Espacial Europea (ESA) entró en la órbita de un cometa llamado 67P/Churyumov-Gerasimenko, al que acompaña ya en su viaje hacia el Sol.
El miércoles a las 9.35 horas, la sonda Rosetta liberará el pequeño robot que lleva a bordo (denominado Philae) para intentar que lleve a cabo el primer aterrizaje sobre la superficie helada de un cometa. Lo hará anclándose a él con la ayuda de unos crampones no muy distintos a los que se utilizan para la nieve.
«Cuando soltemos el robot, estará a una distancia 22 kilómetros del cometa. Descenderá a una velocidad de 0,18 metros por segundo», explica Laurence O'Rourke, coordinador de operaciones científicas de Rosetta, durante un encuentro con los principales responsables de esta misión celebrado en el Centro Europeo de Astronomía Espacial (ESOC), en Villanueva de la Cañada (Madrid).
La misión Rosetta ha levantado una gran expectación entre la comunidad científica y entre las agencias espaciales de todo el mundo por sus ambiciosos objetivos, tanto desde el punto de vista tecnológico como científico. Porque de la misma forma que la piedra Rosetta permitió descifrar los jeroglíficos del Antiguo Egipto, los astrofísicos esperan que esta nave espacial les ayude a entender cómo se originó el Sistema Solar hace unos 4.500 millones de años.

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