martes, 7 de octubre de 2014

Nobel de Física para los padres de las luces eficientes LED

Una de las voluntades de Alfred Nobel fue siempre que los galardonados hubieran colaborado con su trabajo científico al avance de la Humanidad. Este año, el Comité de los Premios ha decidido otorgar el Nobel de Física a los profesores de origen japonés Isamu Akasaki e Hiroshi Amano, de la Universidad de Nagoya (Japón), y Shuji Nakamura, de la Universidad de California en Santa Barbara (California, EEUU) por la "invención de los diodos eficientes de emisión de luz azul que han permitido las fuentes de luz blanca de ahorro energético".
El hallazgo de los diodos que han hecho realidad las luces LED no es un invento nuevo. La iluminación con esta tecnología con colores rojo o verde se consiguió en los años 60 del siglo pasado. Pero no fue hasta los 90 cuando los profesores recién galardonados con el Nobel de Física lograron los diodos para emitir luz de color azul. Hasta entonces, no era posible emitir luz blanca con este tipo de tecnología, pero al lograr el color azul, la combinación de los tres colores permitió la fabricación de las luces que hoy iluminan las pantallas de los teléfonos móviles, los faros de los coches o muchas de nuestras casas.
En la tecnología LED la electricidad es convertida directamente en partículas de luz -en fotones-, al contrario de lo que sucede en otro tipo de lámparas en las que la corriente es utilizada par calentar un material que se ilumina con la temperatura, por lo que sólo una pequeña cantidad de energía se usa para producir luz. Esta diferencia es lo que permite a los LED tener un consumo de energía tan bajo. Pero se trata de una tecnología en desarrollo que no deja de mejorar. El último récord de luz -medida en lúmenes- por cada vatio utilizado es de 300 en uno de los modernos LED frente a los 16 de una bombilla tradicional o los apenas 70 de los fluorescentes, pero al contrario que en estas fuentes de luz, los LED no contienen mercurio que gestionar cuando se acaba su vida útil. Además, la duración de las lámparas desarrolladas por los premiados tienen una duración de unas 100.000 horas de uso, frente a las 10.000 de los fluorescentes o las 1.000 de las bombillas, es decir, duran 100 veces más tiempo que las bombillas incandescentes tradicionales, con el beneficio que eso supone en términos de materias primas utilizadas.
Ilustración de Akasaki, Amano y Nakamura.

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